Cualquier persona adulta que se relacione con una niña o un niño está educando la afectividad y la sexualidad, quiera o no quiera. Se hace educación sexual con las palabras que se dicen y que no se dicen, con los gestos, abrazos, caricias o muestras de afecto que se dan y que no se dan...; todos estos son elementos que siempre están presentes en las relaciones que establecemos con los/las niños/as desde que nacen.
De esta manera, las personas adultas educamos con la actitud hacia nuestra propia sexualidad. Por ejemplo, con la forma en que vivimos nuestro cuerpo sexuado, o la forma en la que expresamos nuestra sexualidad en público. Pero también educamos con nuestras actitudes y con nuestras formas de sentir, pensar y actuar ante las expresiones de la sexualidad infantil.
Las criaturas son como esponjas, atienden a todo lo que ven y oyen; perciben los sentimientos y pensamientos más allá de las palabras. Por ejemplo, un niño sentirá el beso de un/a docente, o sus palabras de aprecio, pero sobre todo las ganas o desganas con que ese beso ha sido dado o esas palabras han sido dichas.
Los/las niños/as, por tanto, siempre aprenden hechos, actitudes y conductas sexuales de las personas adultas que les educan, tengan éstas o no conciencia de ello; incluso cuando lo que predomina es el silencio, ya que no hablar de estas cuestiones es ya un modo de comunicar mensajes.
No hay que olvidar que la gran mayoría de los aprendizajes infantiles se dan por imitación, y esto es válido también para el aprendizaje sobre cómo son y deben ser las relaciones.
Los modelos que ven, perciben e intuyen tienen, por tanto, mucha trascendencia.
Tomar conciencia de estos hechos es el primer paso para empezar a hacer positivo este aprendizaje, y ayudar a que los mensajes insanos, represivos o negativos no formen parte del pensamiento infantil.
Me ha parecido un tema muy interesante para ser reflejado en nuestro blog, espero vuestros comentarios.
un saludo de Aitor Barbosa González
2º curso de educación infantil, educación para a saúde e a súa
Cierto es que el silencio sobre este tema es predominante en nuestra sociedad,lo cual es un problema. Se trata la sexualidad como un tabú,como algo privado de lo que sólo se debe hablar en familia o en pareja,y no podemos ver la sexualidad de esta manera ni tampoco quedarnos en silencio ante preguntas de los más pequeños,pues no estaríamos educando correctamente ni actuando de manera adecuada.
ResponderEliminarPaula López Bóveda dijo...
ResponderEliminarEl tema de la sexualidad pienso que no está presente a todas horas en el corazón de la sociedad, ya que no es un tema tan imprescindible pero que debería tratarse de forma natural.
La caricias, los abrazos,los gestos afectivos hacen que el niño progrese en el mundo de los sentimientos.
Los adultos,pienso que eduacan a sus hijos de acorde con su sexualidad, con sus principios.
Además se debe educar con flexibilidad y tolerancia, ya que este es un tema que siempre estará presente, el de la educación sexual,ya que el individuo nace un poco para que lo instruyan en pautas de educación auque la sexualidad de por sí sea algo normal y natural, es decir el emparejarse con otra persona.
No se debe contestar a todo lo referido a este tema,ya que causa un poco de admiración y resulta algo poco cotidiano, algo que tratarlo muy a menudo sería poco usual.
11 de octubre de 2011. 6:10.
Considero que tanto padres como docentes se cohíben con los más pequeños a la hora de tratar el tema de la sexualidad, y es que en realidad sería muy favorable que los niños fuesen tomando conciencia de todo lo que este tema abarca.
ResponderEliminarAlgo que destaco principalmente es que los niños tienden a imitar todo aquello que les rodea, y de la misma manera si sus padres se demuestran el cariño con besos y abrazos, los niños imitarán esto sin duda alguna. Por eso es importante inculcarles todo lo que se refiere a la sexualidad.